
Años después de mi primera visita al Himalaya, me encontré en un hermoso edificio victoriano, el hogar de un amigo que tenía la intención de unirse a mí en mi primer viaje a través de los picos pintorescos. Bebiendo té en una tarde de primavera, escuchando a los pájaros mezclado con los sonidos que venían de la calle, los rickshaws (carro asiático), los perros ladrando, la gente hablando; mi amigo estaba sentado relajado en su silla, escuchando mis historias, cuando de repente, sus ojos se iluminaron mientras me decía: "¡Es increíble lo que acabas de decirme! La mayoría de la gente pagaría por tener una experiencia como esa, pero tú de alguna manera lograste caer en todo este drama espiritual, como Alicia en el agujero del conejo, sin nisiquiera intentarlo! Tienes que escribir una historia, ¡una historia sobre las experiencias que acabas de vivir! "
Érase una vez
Me reí y comencé mi historia: Érase una vez ... Yo trabaje en hoteles de lujo, rodeados de hermosas montañas nevadas, sirviendo a los turistas. Siempre estaba en perfectas condiciones, dispuesta y feliz, disponible en todos los momentos, nunca me quejé de nada. Trabajaba diariamente como un robot, sólo para ganar algo de dinero, para que un día pudiera realizar mi propio sueño. Me entregué a las instrucciones sobre cómo comportarse y qué hacer y a los altos costos de vivir en un alojamiento de lujo.
Poco antes de que terminara la temporada de invierno, mi vuelo despegó en un mundo completamente diferente – la India. Caliente, sucia y ruidosa. El propósito principal de mi visita fue conocer finalmente a mi Gurú. Hace años, llegó a mis manos un libro con la noticia de que el Gurú sabía todo sobre mí y que lo conocería cuando fuera el momento adecuado. Durante 7 años, este libro había estado en mi casa hasta que un día conocí a una maestra de meditación, que me aconsejó leer este libro. Ella no sabía que un muchacho ya me había dado este libro y que él había estado tratando persistentemente de ponerse en contacto conmigo.
El viaje santo
Me acompañaron dos grandes familias indias y el muchacho que me habia dado el libro. Nuestro viaje de 3 horas comenzó a las 3 de la mañana. Era el día del festival de Holi – el festival de colores y la victoria de la luz sobre la oscuridad, prediciendo la primavera. El tren estaba tan lleno que me preguntaba si nos quedaríamos atascados. El marido empezó a correr hacia adelante para dejar espacio a su esposa y a sus hijos, tirándome de la mano y empujándome hacia el coche. Más tarde me dijeron que, a pesar de que nos llevó un montón de tiempo comprar nuestros billetes, no tuvimos tiempo para conseguirlos, ¡así que nos dimos un paseo gratis! Cuanto más cerca estábamos, más emotivos se volvieron todos. Era raro para mi observar lo felices que otros estaban por mí, expresándolo a través de sus acciones y palabras. Observando la locura, me di cuenta de que era la única que no tenía ninguna expectativa.
Encuentro esperado desde hacía mucho tiempo
Mataji (la Gurú) estaba esperando en su balcón, pero no vino a saludarnos. Se suponía que debía conocer al otro Gurú – Babaji primero. Nadie me habló de él, así que no estaba segura de qué esperar. Estaba de pie frente a un enorme bol, preparando un plato especial para todos nosotros. Cuando le di mi regalo, él sonrió y me preguntó: "¿Cuánto?" Todavía sorprendida del viaje en tren y el cambio de ambiente, no entendía lo que estaba tratando de decirme y encontré su pregunta inapropiada para un maestro espiritual al cuestionar el valor material de mi regalo.
Traté de actuar profesionalmente, sonreí, miré al cielo y gesticulé como si viniera de allí. Él me miró: "Ahh, de Dios ... OK." Él me abrazó y pareció como si estuviera lista para conocer a Mataji – el Gurú, que según todo lo que me habían dicho en el pasado, me habia llamado. Ella me abrazó y me pareció bastante familiar.
Intercambio del papel
Todos se reunieron y me senté al lado de los Gurús, haciéndome sentir una persona muy importante. Me sirvieron primero, mientras que todos los ojos estaban puestos en mí para ver si me gustaba la comida o no. Sólo después de mi aprobación ellos comenzaron a comer también. En tan sólo 48 horas cambié de ser una sirviente que servía a todo el mundo a ser una reina a la que todo el mundo servía. El cambio de roles parecía confuso, especialmente después de años de ser humilde y obediente.
Era hora de realizar una ceremonia santa. Me senté en el suelo y observé la congregación, que se había reunido para la celebración como una familia. Los niños hicieron collares y gafas de hierba y flores, ofreciéndoselos a Mataji y Babaji como regalo. Los Gurús estaban sentados delante de la congregación y de vez en cuando señalaban hacían gestos que insinuaban que la lucha de colores podría comenzar. Todo el mundo estaba alegre, feliz, y juguetón y ¡no me importaba que todos me lanzaran la mayoría de los colores! Me perdí totalmente en el momento y disfruté mucho el juego.
Cansados y hambrientos, todos nos sentamos en el suelo en una fila larga, sosteniendo nuestros platos, hechos de hojas delante de nosotros. Babaji mismo comprobó que todos recibimos algo de comida y él me prestó una atención especial, por lo que notó que la comida era demasiado picante para mí. Podía oírle hablar en bengalí diciendo que no me gustaba la comida, pero no era cierto, era simplemente que no estaba acostumbrada a tantas especias. Aunque me comí todo, él decidió cocinarme comidas diferentes del resto en los días siguientes, todas increíblemente deliciosas.
Show de disfraces
Esa noche el muchacho me acompañó a la habitación de Babaji. Con los años, no pude dejar de preguntarme cuál era mi propósito de vida, así que simplemente pregunté: "Babaji, estoy confundida, tal vez me puedes ayudar – ¿puedes decirme cuál es mi propósito en la vida? ¿Por qué finalmente me invitaraon a venir a verte? "
Hubo silencio, entonces el chico empezó a traducir mi pregunta. Babaji me miró, le llevó tiempo pensar cómo expresarse y luego respondió: "No es mi deber decirte lo que tienes que hacer. Esta vida es tu elección. Sin embargo, si un día decides dejar de buscar respuestas e instrucciones científicas y te entregas a lo divino, entonces estaré más que feliz de guiar tu alma."
Su respuesta me lanzó no sólo a una confusión más grande, sino que también comencé a sentirme muy decepcionada con este "Gurú" que estaba sentado frente a mí. Le contesté despacio: "Babaji, si no sabes nada de mí, ¿cómo es que este chico me dijo que Mataji sabía todo sobre mí y que yo estaba predestinada a conocerlo?"
Él sonrió y sacudió la cabeza lentamente. "Nunca nadie dijo que te conocía, sólo una vez tuve un sueño sobre una niña de una tierra extranjera, pero desafortunadamente, desde que tuve este sueño, no pude separarme de ella. El tiempo dirá si tú eres ella o no."
¡Mi sangre empezó a hervir! ¡Cómo podría ser tan ingenua! ¡Dejé que un extraño me convenciera de creer en su imaginación romántica que no tiene nada que ver con la realidad! Estaba tan convencida de que lo que imaginaba era cierto, que empezó a crear esta realidad, sin importar cuáles fueran las consecuencias para los demás. Me sentí como si estuviera en medio de uno de los dramas más locos que alguien había visto jamás – pero estaba sucediendo de verdad. Quise salir enseguida, sin embargo, no se me permitió ir porque pensaban que era demasiado emocional para manejar el mundo exterior.
¿Manipulación o amor verdadero?
¡Me sentí engañada y tan estúpida! Todo el mundo podía verlo excepto yo; Una niña de piel blanca y pelirroja, de ojos azules como una pareja perfecta para un viejo sueño, haciendo Mataji un gran Gurú que todos querían seguir.
Salí de la habitación para hablar con el chico. ¡Cómo se atrevió a decirme estas mentiras! Sin embargo, él no reaccionó, todo lo que dijo fue que hubiera hecho lo mismo si tuviera otra oportunidad. ¡No tenía ni idea de las consecuencias que su sueño sin fundamento había tenido en los demás! No importaba la seriedad con la que le hablaba, no había nada más que sentimiento de puro amor en mi corazón. ¡No podía entender lo que estaba sucediendo!
Me retiré a mi habitación, lloré, y me negué a salir para cenar. En consecuencia, todos los invitados tuvieron que comer una comida esa noche que había sido preparado sin especias sólo para mí. Al día siguiente pedí conversar con Mataji pero ella se negó a hablar conmigo. Entonces, cuando empecé a hacer mis maletas para irme, entró en mi habitación.
Tiempo de mediación
Hubo silencio y pude sentir que no estaba contenta con mi comportamiento. Entonces ella rompió el silencio: "Mi querida, tuve un sueño hace mucho tiempo, sin embargo, no puedo decir si eras tú u otra persona. Me llevaría un par de días descubrir esto."
Observó que mis maletas estaban listas para irme: ¿No puedes sentirlo?
Esta pregunta me hizo sentir aún más estúpida y enojada ¿Cómo podía sentir algo? Ni siquiera sabía qué pensar del drama que se desarrollaba delante de mis propios ojos.
Simplemente dije: "Lo siento, estoy confundida, te quiero, eres muy dulce, sin embargo, hay mucha gente en este mundo que amo y siento lo mismo hacia ellos."
"Por favor, quédate, será difícil encontrar otro lugar para dormir cerca y estarás bien con nosotros, nos alegraría que te quedaras aquí."
Me tomé un minuto para reflexionar sobre esto y luego respondí: "Con una condición: que deje de tratarme como una princesa, también me gustaría ayudar y no sólo sentarme y que me sirvan comida 3 veces al día, observando cómo todos los demás trabajando duro, mientras que yo estoy sentada." Ella aceptó. Me alojé y esperaba lo mejor.
Alegría
Un par de minutos más tarde mi habitación estaba llena de un montón de niños que querían jugar conmigo. No tuvieron que pedírmelo dos veces. Les enseñé todos mis juegos favoritos, sin embargo, mientras estábamos en medio de un juego, Babaji gritó con una mirada decepcionante.
Me miró con unos ojos furiosos y habló con una voz aún más severa: “¿Te das cuenta, que has rechazado la comida que yo personalmente he preparado para ti hoy porque elegiste arroz y yogur?“ Yo no sabía cómo responder, además había 30 personas mirándome. No tuve otra opción que sonreír y decir: "Sí, en realidad soy como una niña a veces, ¿no estás de acuerdo?"
Su rostro cambió instantáneamente mientras sonreía: “¿Quieres venir y sentarte en mi regazo para un abrazo?“ De repente, todas mis emociones de ira y decepción desaparecieron. Era como si finalmente hubiera aprendido las reglas del juego que estábamos jugando.
Nombre espiritual
Era la última noche antes de que la mayoría de las familias tuvieran que irse y regresar a sus hogares. Todos nos sentamos juntos, junto a Babaji y Mataji, bebiendo té. Era como si el tiempo se detuviera y yo hubiera vuelto a una época en la que viejos yoguis se sentaban juntos con sus discípulos, compartiendo historias y pensamientos, como lo hacíamos esta tarde. Cuando dejé de pensar en esta idea, Babaji se volvió hacia mí diciendo: "Tengo un nombre para ti, te llamaré Dutti, que significa traviesa como una niña.“ Sonreí. Era tan natural y simple, sin ningún misterio detrás – así es como conseguí mi primer nombre espiritual.
La vaca santa y el espectáculo
Después de que todo el mundo se fuera, yo y Mataji fuimos a visitar a uno de los aldeanos que nos invitó a una taza de té. Justo antes de irnos, tuvimos que ir a ver sus vacas, un símbolo de la madre divina. Me acerqué a acariciar la vaca y al mismo tiempo me encontré con los dos pies en la caca de vaca, mientras trataba de salvar mi falda blanca para que no se ensuciara. En este mismo momento, un grupo de personas curiosas del pueblo se unió a mí. Me quedé allí como un perrito perdido, sin saber cómo salir de la situación sin montar un espectáculo. Entonces mi teléfono sonó y Mataji me pidió que volviera al coche. Mientras yo estaba al teléfono el resto de gente había encontrado una manguera para ayudarme a lavar mis zapatos pero de repente alguien me agarró por la mano y me tiró al coche con mis zapatos todavía cubiertos de caca de vaca. Intenté disculparme por el desorden, pero en su lugar estallamos en una larga y fuerte risa.
Todo es un regalo de Dios
Mataji me llevó al mercado. Me sentía incómoda con ella comprándome regalos. Deseé que ella pudiera ayudarme a amar más. Ella respondió con una sonrisa en la cara: "Un día lo entenderás, por ahora, todo lo que puedo decir es que Dios está en todo, nuestras posesiones son un regalo de Dios también, así que disfrútalos." Después de observarla durante un par de días comencé a entenderlo. Sea cual sea el regalo que recibiera, lo compartía con la gente que la rodeaba, igual que hizo con el chocolate que yo compré para ella. Casi nunca compraba algo para sí misma.
Ella finalmente eligió una pulsera para mí y como la puso en mi muñeca por la noche, Babaji sonrió y dijo: "Tienes que amar a todos por igual. Concentra tu mente en Dios en todo momento, no importa lo que hagas y sucederá."
Cuando una tarea simple no es tan fácil como parece
Finalmente, ¡me dieron tarea! Riego las flores con otro ayudante en el Ashram. Mataji la había encontrado sola y sin madre con 5 años, viviendo en las calles tratando de sobrevivir. Mataji la había llevado a su casa, la había cuidado y adoptado.
Empecé a regar las plantas de la manera que mejor sabía, pero la chica vino y me dijo cómo hacerlo correctamente, así que continué como me dijeron. Aunque esta tarea comenzó siendo muy aburrida, ¡pronto se convirtió en un gran show! Cuando empecé a sacar las malas hierbas, pisé un hormiguero de hormigas rojas que podían ocasionar mordiscos desagradables, así que me enviaron al otro lado del jardín hasta que Babaji vino a decirme que debería usar la maguera de una manera diferente. Una vez más ¡tuvimos que cambiar nuestro sitio de trabajo!
Justo cuando comenzamos a trabajar de nuevo, Mataji regresó y me prohibió seguir trabajando, ya que había palos de madera en el suelo que también eran peligrosos. Así que paré y me asignaron una nueva tarea. Tuve que acompañar Mataji a dar un paseo por los campos de arroz. ¡No podía dejar de reírme de todo el show al regar las plantas!
Compartindo sabiduría a través de historias
Durante la noche, encontramos una enorme rana en el camino. Esto me recordó a mi cuento de hadas favorito – El Rey-Rana que me sabía de memoria cuando era niña. Compartí mi historia con Babaji y Mataji. Después le tocó a Babaji compartir una historia con nosotros:
Una vez había un niño llamado Pedro. Vivía con su hermana y eran muy pobres, casi no tenían nada que comer. Pedro decidió cambiar algo, así que fue al Rey y le pidió que le diera un caballo y algo de dinero. A cambio, prometió que establecería un negocio que beneficiaría a todo el reino y especialmente al rey. Pedro vendió el caballo y utilizó el dinero para comprar comida para él y su hermana. Pedro nunca regresó, así que el rey fue a visitarlo.
Justo antes de la visita del rey, Pedro cocinó algo de comida y lo escondió. Cuando el rey entró, Pedro fingió hacer algo de comida revolviendo un recipiente vacío en el suelo. Le dijo al rey que estaba usando un mantra muy especial, que puede hacer la comida de la nada. Un par de minutos más tarde, la comida que había escondido surgió en sus manos. El rey quería saber la mantra, por lo que, por supuesto, tuvo que pagar mucho dinero. Pedro advirtió al rey de que si él compartía el mantra con cualquier persona, perdería su significado.
El Rey organizó una gran fiesta, invitó a muchas personas y usó el mantra para preparar comida para todos ellos. Por más que lo intentó, no apareció comida alguna. Se dirigió a Pedro para quejarse. Pedro explicó que no usó el mantra correctamente y ya estaba listo para hacer un nuevo truco para despojar al Rey de su decepción. Le dijo que estaba dispuesto a sacrificar a su hermana para que todo volviera a estar bien. El rey apuñaló a la hermana de Pedro. La sangre salió de su estómago y ella fingió que estaba muerta, sin embargo, todo fue un montaje y poco después Pedro revivió a su hermana usando un mantra. Pedro le dio este nuevo mantra al Rey y le dijo que si no funcionaba, no se le podría culpar por ello.
El rey regresó al castillo y mató a su ministro. Utilizando el mantra mágico después, trató de revivirlo, pero no funcionó. Enojado por la ira, mandó que Pedro fuera encarcelado. Pedro fue encerrado en un ataúd y se le dejó allí durante una semana sin agua. Encerrado en el ataúd, Pedro comenzó a repetir: "Voy al cielo, voy al cielo." Un empresario pasó por allí y oyó sus palabras y le preguntó si podía unirse. Pedro le dijo que no se lo contara a nadie, de lo contrario todo el mundo querría unirse a ellos. El empresario abrió el ataúd y cambiaron de lugar. Una semana después, el ataúd fue lanzado al río.
Pedro apareció de nuevo ante el Rey, que estaba tan sorprendido que decidió usar el mantra mágico que una vez más había salvado a Pedro. El ataúd con el rey dentro, fue lanzado en medio del mar, pero mientras repetía el mantra, el rey finalmente murió. ¡Pedro se convirtió en rey!
Aunque, tenía muchas historias que contar, él escogió ésta, ya que estaba tratando de decirnos que no todo lo que funciona para una persona, funciona para otra. Fue una noche tan acogedora... Nos sentíamos como si fuéramos una pequeña familia, compartiendo, cuidando y sentiendo amor y alegría juntos. Poco a poco, me empecé a sentir en casa.
Fuera en el pueblo
Al día siguiente fuimos a visitar un pequeño pueblo donde vivía la madre de Mataji. Todo el mundo me adoraba, me dieron una vez más regalos, los ojos de la gente se llenaban de lágrimas cuando nos íbamos y todo el mundo me pedía que me quedara o que tenía que volver y visitarlos pronto. Había una sobredosis de amor incondicional que venía hacia mí, sin importar lo que dijera o hiciese. No podía entender cómo era posible recibir tanto amor de extraños, cuando todavía no era capaz de amarme a mí misma. Pensar en esto me daba ganas de llorar.
De regreso a Ashram, pude oir a Babaji gritando a algunos visitantes como si estuviera tratando de enseñarles una lección. Me acerqué a él y comencé a hacerle cosquillas, mientras al mismo tiempo le dije que gritar daña los riñones. Se volvió hacia mí y la ira desapareció. Estaba tan tranquilo como siempre y no podía entender cómo esta persona pacífica había podido estar tan enfadada hacía sólo un segundo. Entonces me acordé de algunas de las viejas historias que explican que los maestros gritaban con amor, para ayudar a la gente a aprender su lección, ya que no recibirían el mensaje si se entregaba en un tono normal.
Antes de unirnos a los otros para la cena, Babaji se volvió hacia mí: "Quédate aquí y yo haré una verdadera india de ti." Más tarde me dijeron que esto significaba que él me haría una persona mundana, que me permitiría amar a todos por igual sin juicio alguno.
El propósito de la vida y el yoga
La última noche antes de mi partida me quedé sola con Babaji y Mataji. Me dijeron que para encontrar a Dios necesitamos aprender a permanecer quietas por un tiempo, crear nuestro propio espacio e invitar a Dios a entrar. Esa noche me di cuenta de que el yoga auténtico no se trataba de mostrar posturas y discutir la intensidad de la práctica. Se trata de la simplicidad de la vida que llevamos, el amor que difundimos y los momentos que compartimos. Se trata de quiénes somos y cómo expresamos esto de una manera que beneficie a los demás.
A la mañana siguiente dije adiós y no podía creer que esa experiencia me hubiera pasado. Era una de las experiencias más excéntricas, locas, irreales y verdaderas, todo al mismo tiempo. Las palabras de Mataji resonaron en mis oídos: "El propósito de la vida es ser disfrutar y ser felices en lugar de entregarse a la negatividad." Cerré los ojos y entré en un sueño largo y profundo, dispuesta a encontrar mi propio equilibrio entre los extremos que había estado viviendo durante los últimos meses.
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