Sacred Source

El Ganges. Uno de los ríos más sagrados del mundo. Sus aguas han permanecido vivas durante largos períodos de tiempo y se ha demostrado que tienen efectos muy positivos en el cuerpo humano. Un río sagrado, la madre de todos los ríos y la gente. Dicen que puede hacer milagros curando preocupaciones y enfermedades. Hace diez años, visité su delta, donde se une al océano y ¡ ya era hora de experimentar su origen!


No hay coincidencia, cada persona entra en nuestra vida por una razón
Regresando al autobús después de un pequeño descanso a mitad de nuestro viaje de 12 horas, algo cambió. Ahora estaba lleno de monjes vestidos de blanco, naranja y rojo. Mientras seguíamos conduciendo, sentí algo que me urgía a mirar por encima de mi hombro. Cuando me di la vuelta, mi mirada se dirigió directamente a un cofre con una moneda sobre él cuya figura representaba lo que yo creía que era mi Gurú o maestro espiritual. Estaba envuelto en un paño de algodón blanco, con su largo cabello cubriendo su rostro. Parecía estar en un sueño profundo. Entonces vi otro monje mirándome mientras observaba a este hombre con la boca abierta. No podía dejar de reírme para mi misma, así que volví a mirar hacia el frente e intenté olvidar lo que acababa de ocurrir. Sin embargo, no podía dejar de pensar en él.
El autobús se detuvo al lado de la carretera y todos salieron a ver lo que estaba sucediendo. Mientras miraba el río, soñando despierto, el hombre apareció frente a mí. No pude evitarlo. Señalé la moneda, abrí la boca y pregunté: "¿Quién es?"
Me miró: "Es mi Guru – Baba Gorakh Nath."
Nunca había oído hablar de este Gurú, así que sólo sonreí y dije: "Ah, vale, pensé que era Babaji – mi Gurú."
Las palabras que salían de mi boca eran tan extrañas para mi que dejé de hablar durante un rato. Deseé poder viajar con él. No sabía de dónde venía este deseo, pero me sentía tan bien en su compañía.... Rompí el silencio y pregunté: "¿A dónde vas?"
Me miró: "Voy a Gangotri. ¿Tú?"
"Yo también." Entonces, para mi sorpresa le pregunté: "¿Me llevarías contigo? Necesito un guía."
Él sonrió. Luego me miró a los ojos: "Ganga es mi madre, Cielo es mi padre." Luego me me miró y dijo: "¿Eres mi hija?"
Este fue un gran momento cuando sentí algo dentro de mí. Yo estaba allí completamente paralizada con la mente en blanco. Sentí una rendición total. Incluso olvidé mi inglés perfecto: "Sí, yo tu hija."


Para recibir, tenemos que preguntar primero
Cuando llegamos a Gangotri, no pensé que el monje se quedaría conmigo. No quería ser impertinente, así que esperé a que fuera él el que se uniera a mí. Lo hizo y luego me ofreció una habitación bonita. Me quedé allí, pensando que nunca antes había sentido tanto amor: "No, sólo quiero ir a donde vas, quiero vivir como un monje." Una vez más, sólo sonrió.

Me dijo que esperara al chico japonés, su amigo de su Ashram (monasterio), ya que él prometió cuidarlo. Sin embargo, el chico lo empujó fríamente y le dijo que no necesitaba su ayuda y que ya no estaba interesado en ir al origen del río. Babaji (así es como yo llamaba al monje) sólo miró hacia abajo como si estuviera bendiciendo al chico y lo dejó ir sin decir ni una palabra.

Alcanzando los 3400m, cada vez hacía más frío y todavía llevaba un paño blanco y sandalias como si fuera una cálida noche de verano.
"Babaji, ¿por qué no tienes frío?"
Me miró y sonrió: "Es un regalo de Dios. Yo soy su siervo. Lo que me pida que haga, lo escucho y lo hago. Del mismo modo, él me escucha y me ofrece lo que necesito. ¿Alguna vez lo pediste?“
Nunca me he sentido más estúpida, ya que en realidad, ¡ni siquiera se me había ocurrido pedirlo!
"Lo pediré esta noche," le prometí.

La mayoría de nuestras percepciones son sólo una ilusión
La habitación era la más limpia que he tenido en todo mi viaje a la India. Sin embargo, no había paredes en esta habitación, sólo tablas de madera con agujeros. Este fue el momento en que me di cuenta de que íbamos a pasar una noche muy fría y decidí pedirle algo a Dios.

Mientras caminábamos de regreso a casa después de la cena, algunos turistas indios que había conocido antes se acercaron a nosotros. Después de una agradable charla me miraron y me preguntaron si tenía guía. Sonreí y les presenté a Babaji. Podía ver en sus miradas que tenían prejuicios de él ya que chismorreaban y se reían de él en voz baja e incluso me dijeron que estaba loco. Simplemente permanecí allí, con la mente en blanco, sólo sentía amor y sonreía como si no oyera lo que estaban diciendo. Me miraron como si estuviera loca y se marcharon.

Esta fue la noche más fría de mi vida. Tenía 4 mantas de lana de oveja que me cubrían y me puse toda mi ropa encima. Toda la noche me sentí como si estuviera en un estado de despertar consciente. Durmiendo pero al mismo tiempo totalmente consciente de todo. Mi cuerpo estuvo ardiendo toda la noche, mientras que al mismo tiempo mi mente me estaba enviando el mensaje de que hacía frío, ¡aunque literalmente estaba sudando! Entonces mi cuerpo comenzó a temblar y de repente, me di cuenta de que mi cuerpo nunca había estado frío. Mi cuerpo estaba caliente todo el tiempo por lo que eso sólo era información equivocada que se enviaba a mi cerebro. Todo lo que tenía que hacer era cambiar el mensaje que se estaba enviando a mi mente. Desde esta noche nunca he sentido frío como solía hacerlo en el pasado. Definitivamente fue un regalo de Dios.


Cuando realmente creemos en alguien, nada puede cambiar ese sentimiento
A la mañana siguiente, me desperté, llena de energía ¡como si hubiera dormido 12 horas seguidas en la mejor cama del mundo! Estaba llena de entusiasmo, no tenía dolores y no sentía frío o cansancio. Fuimos al templo. Babaji me prohibió dar dinero. "¡Vas a inclinarse ante lo Divino, así que no debes pagar por algo que es natural!" Para mí, esta era la confirmación de lo que yo creía que era verdad. Mi comprensión de Dios era la correcta.

Entonces nuestro viaje al origen del Ganges comenzó. "Comeremos cuando subamos," dijo y no me atreví a responder nada. Todavía estaba asombrada por lo que acababa de pasar. En primer lugar, tuvimos que pasar por el punto de control. El oficial me miró con una mirada sospechosa, revisando mi seguro y preguntando: "¿Dónde está tu guía?" Como si no fuera obvio, lo miré sonriendo como diciendo ya estamos otra vez.... Otra persona más con esa expresión ironica, mirándome como si me hubiera vuelto loca. No dije nada, pero señalé con orgullo a Babaji.
"¿Baba? ¿Ese es tu guía? "
No podía parar de reír, ya que ya estaba acostumbrada a estas miradas. Sin embargo, ¿qué podía decir? Los indios son muy religiosos, por lo que nunca se atreverían a oponerse o cuestionar a un monje. Con la boca abierta y una breve aprobación por el gesto de la cabeza, nos dejó proseguir.

Para sentir la felicidad constante tenemos que permitir que se despierte
Caminaba detrás de él en silencio y con una sonrisa en la cara. Mi mente estaba en blanco. El aire era puro y los picos de las montañas se empezaban a cubrir del sol dorado de la mañana. Apenas hablamos en nuestro viaje por la montaña. De vez en cuando nos detuviamos y nos relajábamos, disfrutábamos del viento y del sol, y de vez en cuando hacíamos unas cuantas fotos. No necesitaba nada más en ese momento, me sentía completa mientras que él estuviera allí junto a mí. Noté que mi corazón batía a un ritmo diferente. Nadie logró despertar tan rápidamente mi felicidad. Lo que estaba sucediendo dentro de mí era verdaderamente algo místico e imposible de describir. Yo era feliz. La felicidad que estaba buscando durante toda mi vida la encontré allí.

Unas cuantas veces se giró, mirándome directamente a los ojos y me preguntaba: "¿Estás bien?"
¡Era como si me hubieran enviado una enorme flecha de felicidad directamente a mi corazón! Lo único que podía hacer era saltar en el aire, mientras recibía esta flecha de energía y con brillo en mis ojos y amor en mi corazón, respondía gritando: "¡Sí!"

Regalos inesperados muy especiales
Muchas personas pasaban y nos miraban con curiosidad. Algunos parecían sorprendidos, otros mostraban una expresión irónica en su rostro. Tan pronto como llegamos al campamento a 3800 metros, empezó a caer la primera nieve. Sin embargo, la nieve no se había pronosticado durante las últimas semanas. Estábamos en el mes de junio. Me miró sonriendo y dijo: "¿Te gusta la nieve? ¡Es la madre naturaleza, éste es un regalo para ti de su parte! "

Le miré y me habló pero yo no entendía lo que estaba tratando de decir ¡Nunca le había dicho que me gustaba la nieve! Entonces lo conseguí esa noche cuando vi algunas fotos del Himalaya cubiertas de nieve en una tienda. Había comentado lo increíble que sería ver estas montañas cubiertas de nieve. A pesar de que teníamos que permanecer a cubierto y sabía que tendríamos que continuar al día siguiente, me sentí muy feliz.

La mejor lección es la que aprendemos nosotros mismos
El frío aumentó conforme la noche se iba acercando. Recordé una técnica de respiración con la que se podía calentar el cuerpo en cuestión de segundos, sólo respirando unas cuantas veces. Me ofrecí a enseñárselo a Babaji cuando el viento frío comenzó a soplar a través de las aberturas y huequecitos de la ventana de madera. Me miró diciéndome que nunca había meditado. No podía creer que pudiera ser tan humilde. Estaba totalmene preparado para seguir mis instrucciones. Cuando empecé con una demostración, repitió la técnica un par de veces, lo que hizo que su estómago se activara de alguna manera así que se detuvo, me miró con sus grandes ojos marrones y lleno de amor me dijo: "Pero querida, acabamos de comer."

Era sólo una frase y, sin embargo, expresaba más de mil palabras. ¡Cómo podría pensar en enseñarle yo a él! No me desanimó diciéndome que sabía todas esas cosas sino que jugó conmigo hasta que me di cuenta de mi ilusión. Sonreí. ¿Qué más podría hacer en este momento? Era la forma más hermosa de enseñarme una lección.


Cuando confiamos nunca podemos perder
A la mañana siguiente nos despertamos a las 4.00 de la mañana. Todavía estaba oscuro y el sol no brillaba plenamente. Todo el mundo se quedó en el valle y los guías no dejaron que la gente saliera. Sólo fuimos dos de nosotros los que subimos la montaña. Después de media hora, la nieve volvió a caer. Al principio estábamos emocionados, pero luego empezó a hacer mucho frío y bruma. En un momento nos encontramos en el gran valle, donde se podían tomar miles de direcciones diferentes para entrar. Izquierda, derecha, recto... Este fue el momento en el que ambos nos detuvimos y en el que pensé lo mala que había sido la decisión de no haber optado por un guía oficial. Tal vez, debería haber escuchado a todos los que me advirtieron. En ese mismo momento, Babaji, como si supiera lo que pasaba mi mente, comenzó a caminar recto a través de la nieve y la niebla. No había camino, pero sabía a dónde ir. Este fue otro momento en que me recordé mi estupidez por no creer en lo que me había hecho ni en mis decisiones.

Cuando llegamos a un templo de Shiva, 10 minutos antes del origen del Ganges, la nieve se volvió más pesada. Empezó a hacer mucho más frío e incluso Babaji temblaba. Fuimos al templo para refugiarnos de la nieve y secarnos. Le pregunté si prefería volver pero insistió en que continuáramos ya que estábamos muy cerca. Cuando comenzamos a subir por algunas rocas para llegar al origen del río, notamos que el camino se había vuelto muy resbaladizo ya que la nieve cubría las rocas. Varias veces se resbalaba y estuvo a punto de torcerse el tobillo varias veces. Estaba bastante intranquila ante esta situación. Tenía tanto respeto por este hombre, vestido sólo con una bufanda y zapatos de algodón (sin calcetines) que ahora estaban totalmente húmedos y caminando por la nieve sólo para saludar y inclinarse ante la divina madre y ser mi guía.... Finalmente se volvió hacia mí y me dijo: "Tenemos que volver, iremos al origen del río la próxima vez que vengas por aquí."

Todo es posible cuando aprendemos a aceptar las cosas
Me sentí como una niña a la que le acaban de decir que los Reyes Magos no iban a venir este año por Navidad. No me lo podía creer, no podía ser verdad ¡Nunca iba a tener otra oportunidad como ésta! Mientras le miraba a los ojos, me di cuenta de que no estaba bromeando. Me rendí a su respuesta, la asumí, incliné la cabeza y volvimos. Cogí mi botella y la llené de agua del Ganges. Entonces metí la mano en el río para expresarle mi gratitud, por darme ese guía maravilloso y por proporcionarme esta experiencia tan asombrosa. Podía sentir mi propio amor y gratitud corriendo por mis venas. Babaji estaba allí junto a mí. Me puse de pie y le miré. Yo estaba preparada para nuestro regreso. Increíblemente de repente la tormenta se fue ¡El valle entero se iluminó con un sol radiante en el cielo!

Yo estaba allí de pie con la boca abierta, mirándolo fijamente: "¡Se acabó, ha parado de nevar! "Él estaba allí, en silencio, sólo observándome a mi y a mi felicidad. Él sonrió. No podía creerlo ya que nunca antes en mi vida había visto un cambio tan rápido en la naturaleza ni en el tiempo. En menos de un minuto el paisaje cambió por completo. Esto sólo podía ser debido a la fuerza de la madre naturaleza.

Parecía que Babaji finalmente quería quedarse un poco más. Empezó a desvestirse y a cambiarse de ropa. Disfrutaba del sol. Luego se sentó. Decidí ir a la cima de una de las colinas para hacer algunas fotos. Una extraña fuerza me llamaba; me levanté y comencé a caminar hacia el origen del río. Las piedras todavía estaban cubiertas de nieve, así que no podía ver el camino. Hubo momentos en los que tenía que saltar de una roca resbaladiza a otra. Justo antes de llegar al origen del río, tuve que pisar una enorme roca que estaba en medio del río y luego saltar al otro lado. Finalmente, ahí estaba: ¡La fuente del nacimiento del río!

El Divino sólo puede sentirse, no se puede explicar con palabras
Me senté en una de las rocas, mientras la nieve brillaba bajo el sol de la mañana, la nieve derretida salía por la superficie y el sol acariciaba suavemente mi piel. Todo estaba cambiando. Era como si estuviera perdiendo la conciencia. Tenía una sensación de pesadez en el cuerpo. Comencé a hablar conmigo misma: "No, no puedo dormir." Entonces me di cuenta que estaba allí en el nacimiento de este río sagrado completamente sola, algo que era bastante difícil sin un guía y teniendo en cuenta que es un lugar que muchos turistas visitan. El tiempo se detuvo y no recuerdo cuánto tiempo estuve allí sentada. Era eterno. Me sentí bendecida, las lágrimas fluían por mi rostro una vez más, sin embargo, dejé fluir todas las bendiciones de vuelta a la naturaleza. Volví a llenar la botella de agua, que estaba llena de arena debido a la nieve y la lluvia, pero no me importaba. Este era el agua más sabrosa y milagrosa que había bebido. El agua sagrada, que podría sanar cualquier cosa. Sabía que jamás volvería a experimentar un momento así. Fue un momento que no pudo ser documentado por ninguna imagen o palabras. Las palabras que se escriben aquí son sólo una mera descripción de lo que realmente sucedió a 4000 metros de altura en el Himalaya.


Todo está cambiando constantemente y nosotros no somos una excepción
Al comenzar nuestro descenso, llegaron los primeros turistas, la nieve desapareció lentamente y los turistas que conocimos el día anterior nos miraban con respeto, se inclinaban y casi nos besaban los pies. Podía sentir que ellos habían cambiado de parecer sobre mi guía. Babaji me miró como si estuviera tratando de decirme algo. Sin embargo, no había nada más que silencio. Nos sonreímos mutuamente, teníamos un entendimiento mutuo y no había necesidad de palabras. Cuando uno cree y confía, todo se hace posible.

Más tarde, vimos al chico japonés guiado por un guía oficial. Todo lo que podía sentir era el amor de Babaji. Deseó tanto llevar al muchacho con nosotros.... Cuando el muchacho nos vio, probablemente se dio cuenta de lo que se había perdido. Mientras caminaba por la colina, pude ver a Babaji caminando tras él, bendiciéndolo y pude sentir lo mucho que lo amaba, sin importar lo que pasara.

Lo que aprendí de un simple monje que nunca había meditado no se puede expresar con palabras. La humildad, el amor y la compasión son tres simples palabras que podrían describirlo. Al acercarnos al pueblo, me di cuenta de que esta experiencia me había cambiado ¡Nunca seré la misma otra vez!


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