El equinoccio de otoño marca el final del verano y el comienzo de los días más cortos, abriendo la puerta a la celebración de 'Samhain'. En muchas tradiciones antiguas, este es la etapa de los nuevos comienzos y el año nuevo espiritual. Es cuando celebramos la muerte y reconocemos que todo tiene que pasar para nacer de nuevo.
Nunca hay suficiente amor y amabilidad
En el día del equinoccio de otoño, me reuní con mi mejor amiga y creé un altar maravilloso que contenía todas las frutas y regalos que habíamos recibido durante esa etapa. Nos sentamos en postura de meditación con amor y amabilidad, lo cual nos llenó de paz. Despues de terminar nuestra meditación, permanecimos en un estado de bienaventuranza divina, abriendo un espacio sagrado, invitando a todos nuestros recuerdos pasados tanto a los logros como a los fracasos. Luego liberamos con el amor todo, lo bueno y lo malo dejando caer las hojas de otoño en un recipiente con agua, salvia y albahaca. Nuestra mente permaneció completamente serena, éramos conscientes de que había un equilibrio entre la oscuridad y la luz, por lo que fue un gran momento para pedir que así fuera también en nuestras vidas. Juntas cantamos: "Lo perdido y lo ganado ahora está equilibrado y fluye como lo hace el agua de la vida." Hicimos dos amuletos mágicos, hechos de flores y plantas de otoño. Los mantuvimos en nuestras manos para recordarnos que debemos sentirnos agradecidas y equilibradas en todo momento, especialmente al comenzar el nuevo año espiritual.
Cuando el sol pierde poder, encendemos la luz en nuestros corazones
Justo antes de la puesta de sol, salimos a caminar por el bosque, subimos a la colina más alta y acompañamos con cariño al sol mientras descansa en invierno. Cuando se oscureció, encendimos una vela, nos cogimos de las manos y sentimos que la gratitud fluyó a través de nuestros cuerpos, reconociendo que todo cambia constantemente y luego abrazamos este cambio en la naturaleza y en nosotros mismos. Al comienzo de la noche, cada una con su farolillo en la mano, lentamente regresamos a nuestro altar en casa, llevando la luz a nuestro espacio sagrado y disfrutando la belleza, la generosidad y la paz que nos rodeaban. De una manera simbólica, dejamos que el cuerpo y el espíritu tomaran conciencia de los cambios que son parte de la naturaleza y de nosotros mismos. Ha llegado el momento de ir hacia dentro y descubrir las partes más profundas de nuestra conciencia.
La luz solo es visible porque hay oscuridad
Con la luna nueva justo antes de Samhain, hice un círculo para llevar a cabo un rito de protección muy importante. Justo antes de que la oscuridad llegara, pasé un tiempo sola, abracé la oscuridad y me conecté con la Diosa para pedir una bendición divina y protección contra la negatividad y los espíritus malignos.
La muerte como fuente de alegría y celebración
En la víspera de Samhain nos reunimos en la naturaleza, decoramos un altar con comida y vino y encendimos velas en recuerdo de nuestros antepasados terrenales y espirituales. Con gratitud, los invitamos a unirse a la celebración, mientras se escuchaban los primeros golpes del tambor Shaman, lo que nos llevó a la danza ritual y a disfrutar del intercambio de comida. Cada uno recibió una botella de elixir de la vitalidad, que habíamos preparado unos días antes (pasas, ciruelas, arándanos y vino de Teran). Este elixir también se tomaría diariamente durante las siguientes dos semanas para fortalecer nuestro sistema inmunológico. Con alegría compartimos historias y recuerdos que nos mantendrían felices y cálidos durante todo el invierno.
El tiempo de silencio y transformación
Un momento de silencio permitió que invitáramos a los espíritus a la celebración, a disfrutar de la comida, inspirarse y ayudar con mensajes a los necesitados. En este momento mágico recordamos el año anterior en nuestra memoria: nuestros logros, desafíos y, si era necesario, escribíamos las lecciones que necesitábamos comprender con más claridad. Hubo un espacio para nuevas intenciones que anunciaron la transformación y el nacimiento del nuevo año y todo lo que estaba por venir.
Antes de regresar a casa, guiamos a los espíritus de regreso al abrazo de nuestra amada madre tierra enterrando trozos de manzana en el suelo.
Comida caliente, ropa y relaciones amistosas
Al día siguiente de Samhain, nos reunimos en un círculo familiar cercano, compartiendo con gratitud nuestra primera comida de otoño. Conscientes de la importancia de la calidez que creamos no solo en nuestro estómago, sino también en nuestras relaciones, nos fuimos adentro, junto a un fuego acogedor, compartiendo y cuidándonos tanto como podíamos. Hayé tanta risa y alegría durante esos momentos que la casa se iluminó sin necesidad de velas.
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