The Giant Moon

Este otoño fue muy especial ya que estaba marcado por una luna gigante que no volveremos a ver hasta 2034. Este fue una época del año mágica, perfecta para ceremonias de gratitud, así como reuniones llenas de amor y serenidad. Esta época simboliza la transición al invierno en el que debemos dedicarnos tiempo nosotros a mismos y a nuestros seres queridos.


Con los últimos rayos de la puesta de sol, cuando el crepúsculo empezó a invadir el espacio entre dos grandes estanques en el bosque, la luna llena fue elevandose lentamente simultáneamente. Abrazados por los altos árboles, una suave luz brillante de velas se encendió, mientras que el olor de la salvia seca que recogimos el verano anterior se extendió por todo el bosque. Con la espalda apoyada en los troncos de los árboles, contemplando la llegada de la luna llena, nuestras palabras de gratitud resonaron en el bosque mientras la luna nos acariciaba suavemente y abría nuestros corazones al amor y a la solidaridad. Apreciando la belleza de la vida, la gente que nos rodeaba y las amistades que pasaron la prueba del tiempo, sin palabras, continuamos nuestros propios caminos. Fue una hermosa ceremonia que despertó muchos sentimientos duraderos y abrió un espacio sagrado para reunirse en un círculo de mujeres.


Los aromas y sonidos abrieron un espacio sagrado
Entrando a un espacio cálido, iluminado por una suave luz de velas, lleno de fragancias relajantes de tierras lejanas, el aroma del té de jengibre caliente cuidadosamente preparado me llamó. Éste me hizo entrar en calor y me llenó de energía creativa. Debajo de mis manos surgió una colorida mandala, conectando con el centro del círculo lleno de cristales que bailaban al juego de luces y sombras y los frutos de otoño. Hermosas melodías, llenas de vibraciones de amor y risas llenaban el aire. Una docena de damas, se habían unido para una reunión maravillosa con la luna llena, anhelando descanso, escuchando a su maestro interior y expresando su gratitud por todos los regalos que les había traído a lo largo de sus vidas.

 

Mientras estábamos en círculo la Luna visitaba un signo de la Tierra y por eso su generosa energía estaba bien fundamentada. Esto predijo un período en el que cualquier esfuerzo que hubiéramos hecho en las últimas semanas y meses finalmente sería recompensado y que podríamos esperar cambios. En el reflejo de la luz de la Luna y con la ayuda de técnicas sutiles para despertar nuestro movimiento consciente, conectando con nuestra respiración y escuchando las necesidades de nuestros cuerpos, primero nos conectamos con nosotros mismos y luego nos conectamos con los demás a través de una mirada profunda a los ojos del otro. Despertamos suavemente nuestra circulación, dejamos atrás la energía antigua y nos abrimos preparadas para recibir los hermosos momentos que aún están por venir.

Sintiéndonos conectadas y relajadas, todas deseamos quedarnos más tiempo
Nuestra sesión terminó con una respuesta simbólica por medio de tarjetas coloridas, que nos ayudaron a centrarnos y reenfocar nuestra mente, confirmando lo que ya sabíamos durante mucho tiempo, pero no nos lo admitíamos a nosotros mismos. Había un sentimiento de gran alivio, felicidad y paz.

Salimos casi dos horas después del inicio de la sesión y permanecimos profundamente conectadas como si fuéramos una sola persona durante toda la noche. La atmósfera que creamos era sumamente hermosa, suave y llena de amor.


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